La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró al virus del Zika una emergencia de salud pública de importancia internacional. La define como "un suceso extraordinario que constituye un riesgo de salud pública para otros estados a través de la propagación internacional de la enfermedad y que posiblemente requerirá una respuesta internacional coordinada". La OMS calcula que hasta cuatro millones de personas en el mundo podrían verse afectadas este año. El virus se ha relacionado potencialmente con miles de casos de defectos congénitos en recién nacidos en Brasil. El Zika se propaga principalmente por picaduras de mosquitos Aedes aegypti infectados, luego de lo cual el virus ingresa al torrente sanguíneo de las personas picadas. El mosquito Aedes albopictus también está relacionado con la transmisión de la enfermedad.
Dado que el Zika es un flavivirus, un virus con envoltura lipídica relativamente grande (40nm), existe una alta probabilidad de que pueda inactivarse y eliminarse con éxito mediante las actuales técnicas de inactivación (calor, solvente detergente) y eliminación (nanofiltración) viral, usadas en la fabricación de productos medicinales derivados de plasma, entre ellos los concentrados de FVIII y FIX.
La transmisión a través de la sangre o de componentes lábiles (y no sujetos a inactivación viral) representa también un problema potencial. El virus podría transmitirse a través de sangre donada por residentes virémicos asintomáticos o personas que retornan luego de haber viajado a zonas afectadas. Por lo tanto, las autoridades a cargo de la seguridad sanguínea podrían considerar el aplazamiento temporal de donaciones de sangre de personas con historial de viajes a las zonas afectadas (aplazamiento de 28 días, como el usado en casos de dengue).
Una estrategia de seguridad de la sangre en zonas afectadas abarca el aplazamiento de donantes con diagnóstico de infección por virus del Zika durante cierto periodo a partir del cese de los síntomas de la enfermedad; inactivación de patógenos de plaquetas y plasma fresco congelado; e informes post-donación más completos de donantes que presenten síntomas compatibles con los de la fiebre del Zika.
El virus se descubrió por primera vez en el bosque Zika, en Uganda, en 1947. Es común en África y Asia. En mayo de 2015 se presentó un brote en Brasil que ahora se ha extendido a 21 países de América del Sur, América Central, México y El Caribe. De 60 a 80 por ciento de las personas infectadas no presenta síntomas, y la mayoría de las personas sintomáticas tiene síntomas leves como fiebre y dolor muscular, erupción cutánea y enrojecimiento de los ojos. No obstante, existe gran preocupación en relación con un posible impacto en mujeres embarazadas. Durante el año pasado, en Brasil se ha presentado un considerable incremento en la incidencia de microcefalia (cabeza y cerebro inusualmente pequeños) en bebés recién nacidos. Se sospecha que esto podría deberse a la infección de la madre embarazada con el virus del Zika.
También ha habido un incremento en el número de casos del síndrome de Guillain-Barre, posiblemente relacionados con una respuesta inmunológica al virus. Hay algunos informes anecdóticos de transmisión mediante transfusión sanguínea y por contacto sexual. El 2 de febrero se informó de un caso de transmisión del virus del Zika por contacto sexual, en Texas, Estados Unidos. También hay informes de casos de zika en muchos países, en personas que viajaron a países afectados, tales como Brasil.
La Federación Mundial de Hemofilia (FMH) monitorea la situación y actualizará esta declaración en cuanto haya más información disponible, incluyendo mayores detalles sobre la inactivación del virus del Zika en concentrados de factor de coagulación o cualquier posible riesgo de transmisión a partir de éstos.
Fuente: Federación Mundial de Hemofilia |